Por razones inexplicables, producto del amor infinito a Dios, la Congregación Religiosa de las Hermanitas de la Anunciación fue fundada por una inquieta y espiritual mujer conocida como Madre Maria Berenice. Su verdadero nombre fue ANA JULIA DUQUE HENCKER.
Ana Julia nació el 14 de agosto de 1898 en Salamina, Municipio del Departamento de Caldas, en Colombia. Se convirtió en la primera de dieciocho hijos del hogar conformado por ANTONIO JOSE DUQUE BOTERO y ANA BERENICE HENCKER RISHTER. Sus abuelos paternos fueron los antioqueños Juan José Duque y María Luisa Botero y por línea materna, los alemanes Luís Felipe Hencker y Julia Rishter. Todos ellos eran considerados como familias prestantes, agricultores y comerciantes reconocidos.
Por creencia paterna, fue bautizada el 16 de agosto de 1898 en la Parroquia de la Inmaculada Concepción, en Salamina, porque se consideraba que debía hacerse cristiana lo antes posible ya que “si se moría, se iba derechito para el cielo, no para el limbo”. Sus padrinos fueron los cuatro abuelos y quien presidió la ceremonia fue el Padre José Ramón Buitrago.
Cuatro de las hijas de este cristiano hogar, el Señor las reservó para su servicio en la vida consagrada: María Ana Julia, posteriormente la Madre Berenice; María, que en la Presentación tomó el nombre de Hermana de la Concepción Maria; Lucila, que se hiciera Hermana de la Visitación, tomando el nombre de Sor María Teresa y, finalmente Tulia, también religiosa de la Presentación. Además el Señor los bendijo con la presencia de un Sacerdote, el Padre Elías, el noveno de los hijos, quien se ordenó con la Diócesis de Manizales. Aparte de ellos, tuvo como hermanos a: Ernesto, Graciela, Bernardo; Carlos y José, mellizos; Horacio, Vicente Anita, María Teresa y Conchita. Del segundo matrimonio de su padre nacieron Antonio, Elsy y Guillermo.
El 31 de Octubre de 1902 recibe de manos de Monseñor Hoyos, el Sacramento de la Confirmación y el 7 de septiembre de 1907, recibe con gran amor su Primera Comunión. Fue de gran emoción porque su sueño era recibir a Jesús en su corazón, consciente de lo que aquel misterio de amor ilimitado encierra: “La realidad de Jesús estaba en la Hostia y la alegría de poderlo recibir muchas veces, me dejó en el espíritu una emoción de alegría que no se expresar. También un dolor porque lo dejaban en las iglesias solo y encerrado todas las noches, lo cual me causa pena”.
Sus virtudes se vislumbran desde la niñez: Aplicación, amabilidad, suavidad, dulzura y pureza; en la juventud y madurez: Confianza ciega en la Providencia de Dios, riesgo ante la inestabilidad de la nueva obra, disponibilidad a los Superiores, amor a la regla, espíritu de sacrificio y entrega hasta el heroísmo, hondura de contemplación, actitud profética ante las estructuras de la vida religiosa de la época, recto para Congregaciones existentes y futuras; radical seguimiento al Evangelio rompiendo las ataduras del momento, inserción y solidaridad con los pobres que se constituyó en llamado a la conversión, discernimiento muy marcado ante los acontecimientos y situaciones conflictivas y fortaleza. Como fundadora de la Congregación Religiosa de la Anunciación: Ferviente amor a Jesús Eucaristía y María Santísima, obediencia a sus padres, carácter delicado y piedad sólida.
Madre María Berenice entró al noviciado de las Hermanas de la Presentación de Bogotá, el 20 de Diciembre de 1917. Tomó hábito el 26 de Julio y profesó como religiosa el 21 de Noviembre de 1919. Fue maestra de la clase superior en los Colegios de San Gil, Ubaté, Río Negro (Antioquia), Manizales, Fredonia. Estuvo en el Noviciado también como maestra, de noviembre de 1930 a 1936 y de abril de 1936 a enero de 1945, en Sonsón. Fue allí donde conoció a un anciano Carmelita que se convirtió en su guía espiritual y quien la ayudó a aclarar muchas verdades que ha intuía pero no conocía en su profundidad y hondura. El le profetizó un futuro lleno de fecundidad para la Iglesia pero no sin antes haber pasado por lo que el anciano llamó una profunda noche oscura de purificación y gracia unitiva. Es notorio el deseo que se desencadena en el corazón de Madre Berenice, de amar a Jesús Eucaristía y padecer por El; se intensifica su deseo de ser Carmelita, así lo consigna en su diario. También fue en Sonsón donde recibió la noticia del fallecimiento de su mamá, dolor profundo en su corazón especialmente por no haber podido asistir a su sepelio.
En la Casa Provincial de Medellín estuvo como estudiante, en 1938. De este año a 1945, estuvo en Casa Provincial, respondiendo por las Hermanas estudiantes. Alterna a esta actividad, se le unen en el deseo de servir de manera especial a Dios, unas Hermanitas con las que más tarde formalizaría la Congregación Religiosa de las Hermanitas de la Anunciación. Asistió al Capítulo General en Francia, en septiembre de 1946, regresando en octubre de 1947 a Bogotá. En agosto de 1950 volvió a Medellín y estuvo encargada de la Obra de la Anunciación, como Directora, hasta Julio de 1951. El 23 de octubre de 1953, salió de la Congregación de la Presentación para quedarse del todo con las Hermanitas de la Anunciación.
FUNDACIONES EMPRENDIDAS POR MADRE MARIA BERENICE
* HERMANITAS DE LA ANUNCIACION: 14 de mayo de 1943.
* MISIONERAS DE LA ANUNCIACION: 15 de agosto de 1957.
* ANUNCIATAS DE SAN JOSE: 1958.
* MARTAS DE BETANIA: 1958
* HERMANOS DE LA ANUNCIACION: 1965.
* CATEQUISTAS DE LA ANUNCIACION: 8 de diciembre de 1965.
Madre María Berenice fue una mujer de actitudes moderadas, destacándose por su 1.80 de estatura que al momento de morir se había reducido notablemente, tal vez en respuesta a su única preocupación: “Su Bautismo de amor, sufrir a un martirio de amor y morir de amor”. En su lecho de dolor, se une a Jesús Eucaristía, que la visita cada mañana y su ofrenda es de gratitud infinita, como lo afirma un día: “Yo no envidiaría sino tan solo este bien y es el de consumirme como una vela encendida día y noche en su santa presencia, todos los momentos de la vida que me quedan… para agradecerle la ardiente caridad que da testimonio de su amor, permaneciendo cautivo a la consumación de los siglos”. 2:20 P.M. DEL 25 DE JULIO DE 1993: Madre María Berenice abre los ojos, con una mirada profunda, apacible, serena, cierra nuevamente sus ojos para nunca más abrirlos en esta tierra.
Como legados nos deja abundantes documentos con contenidos morales, espirituales,
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